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Si bien todos los procesos en la gestión de un negocio son cruciales, la contabilidad ocupa un lugar destacado.
El Código de Comercio, en su artículo 25.1, establece que «todo empresario deberá llevar una contabilidad ordenada, adecuada a la actividad de su empresa, que permita un seguimiento cronológico de todas sus operaciones, así como la elaboración periódica de balances e inventarios. Deberá llevar, sin perjuicio de lo establecido en las leyes o disposiciones especiales, un libro de Inventarios y Cuentas Anuales y otro Diario.»
Elaboración y supervisión de contabilidades, incluyendo el ciclo completo del ejercicio económico
Planificación, liquidación y presentación de impuestos, adaptados a las necesidades de cada cliente.
Gestión de nóminas, altas y bajas en la Seguridad Social, y cumplimiento de la normativa laboral vigente.
Elaboración y presentación de IVA, IRPF, Impuesto de Sociedades, retenciones, entre otros.
Gestión de obligaciones fiscales de autónomos, incluidos modelos de estimación directa y módulos.
Confección y legalización de libros contables para sociedades mercantiles y otros negocios.
Optimización fiscal para empresas con operaciones internacionales, incluyendo la correcta declaración de impuestos.
Asistencia en la gestión y respuesta a notificaciones y requerimientos de la Agencia Tributaria y otros organismos oficiales.
Asistencia en la creación, constitución y gestión de nuevas empresas, incluyendo el registro mercantil y la obtención de licencias necesarias.
Implementación de medidas conforme a la normativa de protección de datos (GDPR) para asegurar la seguridad de la información.
Cada empresario es consciente de que una contabilidad bien gestionada y organizada optimiza su negocio, convirtiéndose en una herramienta esencial para conocer y controlar la salud financiera de la empresa. Un seguimiento minucioso de la contabilidad rigurosa no solo contribuye al ahorro de costes e impuestos, sino que también proporciona la tranquilidad de cumplir con la normativa vigente y evitar sanciones por incumplimientos legales.
Tanto las sociedades mercantiles, que están obligadas a llevar contabilidad y a legalizar y depositar sus cuentas en el Registro Mercantil, como los autónomos y empresarios individuales, que aunque no están obligados a la legalización de sus libros, sí deben llevar una contabilidad adecuada en ciertos casos, deben cumplir con esta importante obligación legal. Esta es, sin duda, una de las razones clave para garantizar que tu contabilidad refleje fielmente la situación de tu negocio.